Juan Pedro Somoza trabajaba en un programa de la recién nacida televisión pública. Maribel le contó sus deseos de convertirse algún día en profesional.


-¿Quieres que te presente en "Escala"- Se ofreció él.


"Escala en Hi-fi era un programa de raspado presupuesto, donde jovenes meritorios del mundo del espectaculo hacían play-backs de canciones famosas. El programa era seguido por toda la juventud española. A Fernando Garcia de la Vega, director del programa "Escala en Hi-fi" se le iluminó la cara mientras visionaba la prueba de fotogenia de Maribel.

-¡Mira que plano!- Le decía entusiasmado al ayudante de producción. -Se come la pantalla.

Pero el contrato tuvo que esperar.


-Antes debo consultarlo en casa-. Dijo la muchacha aturrullada por la velocidad de los acontecimientos.
Cuando llegó a su casa se lo contó a su madre.

-¿Trescientas pesetas semanales?- Repitió doña Trini.

En aquella época el dinero no sobraba en casa, y doña Trinidad tenía que hacer malabares para llegar a finales de mes.

-Esta bién-. Dijo al fín. -Pero yo iré contigo.

Y así, doña Trinidad Santiago acompañaba a su hija tres días a la semana a los estudios del Paseo de la Habana, se sentaba en un lugar discreto y se entretenía viendo como se realizaba aquella televisión pionera.


"...Que ha nacido para usted,
con su la-la-la-la-la...
para que tenga felicidad."


Con esta letra tan poco inspirada, el cantate Juan Erasmo Mochi presentaba cada jueves un nuevo episodio de "Escala en Hi-fi". Maribel y doña Trini aprendieron una cosa: La peor manera de mantener un secreto es aparecer en Tv contandolo. El "secreto de la hija de Salvador llaudes" se destapó cuando la familia de Jaen y la de Valencia la vieron aparecer por televisión disfrazada de muñeca, con dos trenzas muy rubias, chapetas y pecas, cantando la canción de Connie Francis: "Linda muchachita". Ese episodio cobró tintes de escandalo en la familia que le recriminó a doña Trini que permitir que su hija pequeña se malease.


-¡Artista!-. Aquello les parecía una locura.



Con la complicidad de su madre continuó, decidida a hacerse un nombre en el mundo del espectaculo.
Maribel conoció, en los pasillos del Paseo de la Habana, a una muchacha de fuerte personalidad, de voz masculina, espectacular sonrisa llena de dientes y larga melena de pelo negro que hacía latiguear con impetu; se llamaba Mari Angeles Santamaría (Años más tarde sería conocida como Massiel.) Mari Angeles era algo más pequeña que Maribel, pero parecía haber acumulado la experiencia de siete vidas anteriores. Sabía a cerca de todo y sus rotundas opiniones no dejaban margen a la duda. Mari Angeles tenía el desparpajo de quien se cree de vuelta de todo.


-Para triunfar necesitas un representante, chica-. Dijo Mari Angeles mientras apuraba su Coca-cola.


-¿Un representante?


-Si. Si no te representa alguien no eres nadie.


-Mi padre es representante, te lo voy a presentar.

Maribel se quedó pensativa mientras Mari Angeles hablaba y hablaba. ¿Que era exactamente un representante?

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